Si el número de personas afectadas por esta enfermedad aumenta es porque el número de garrapatas (parásitos hematófagos) infectadas por las bacterias de tipo Borrelia, también aumenta. Y si estas aumentan se debe a la desastrosa influencia del hombre sobre su propio ecosistema. Las garrapatas adultas se alimentan de la sangre de los animales que se cruzan en su camino. Sus mayores preferencias son los roedores (ratones, ratones de campo, arvicolinos, ratas...), en segundo lugar, los jabalíes y, por último, los cérvidos como el corzo y el ciervo. No obstante, en algunas regiones de Francia, el corzo representa una fuente nutritiva importante para la garrapata, pues este pequeño cérvido es muy buen huésped, ya que los bosques cada vez cuentan con menos depredadores naturales debido a la caza de linces, osos y lobos. Sin embargo, la reintroducción del lobo gris en los bosques, ayudaría a una regulación natural y sana del corzo, acabando con la necesidad de seguir cazando (y con la contaminación que producen los plomos abandonados por los cazadores en suelos y aguas). ¡Cuantos menos corzos (gracias a los lobos), menos garrapatas infectadas y menos casos de enfermedad de Lyme!