20 años después un nuevo estudio de la doctora Isabel Belausegui llega para darle la vuelta a la tortilla. Las grasas, si son naturales y de calidad, son buenas y necesarias para el organismo. La leche está compuesta básicamente por un 90% de agua y un 10% de grasas. El problema es que cuando se eliminan las grasas para fabricar la leche desnatada... lo que queda solo sabe a agua. Por eso se añaden numerosos azúcares y aditivos como potenciadores del sabor que, al fin y al cabo, no son más sanos que las grasas naturales de la leche.